El secreto para no desmayar.

Este mensaje es para todo cristiano, y principalmente para los que tienen un ministerio en la obra de Dios; que son presa del desánimo, que continuamente sentimos que desmayamos, que ya no tenemos fuerzas para seguir adelante. Y ese sentimiento de que queremos abandonar el campo de batalla, porque las pruebas son muchas, las tribulaciones, los ataques, las calumnias, la hipocresía, etc.

Debemos de entender y comprender algo, la biblia que es el tesoro más grande que Dios nos ha dado, desde luego, después de Su Hijo Jesucristo. Nos da la sabiduría para que conozcamos cómo mantenernos de pie, sin desmayar, sin rendirnos, y así terminar el supremo llamamiento que nos hizo Cristo, y ser fieles hasta la muerte. Porque no es como comenzamos la vida cristiana o ministerial, sino mas bien, cómo la terminaremos.

Algunos pasajes bíblicos nos dicen:

Efesios 3:13: «por lo cual pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria.»

Gálatas 6:9: «No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.»

Veamos, hay un tiempo entre la siembra y la cosecha, este es un tiempo donde podemos desmayar; en ese intervalo o paréntesis de tiempo podemos desmayar si no nos cansamos y perseveramos. Dice la biblia que segaremos si no desmayamos.

El desánimo, es una de las aptitudes más negativas y más perjudiciales que puede experimentar un cristiano.
Un cristiano desanimado, es un cristiano derrotado; y sobran las ocasiones y las experiencias que atravesamos en la vida todos los días para desanimarnos. Sobran los ataques, sobran las tribulaciones; sobran las adversidades para cansarnos del camino de la verdad y de la santidad.

Y si nos detenemos y nos desviamos por causa de tantos argumentos como: ya no puedo, no quiero seguir, tantos hipócritas, y cuando comenzamos a caer en esta trampa (porque es una trampa del enemigo que quiere desanimarnos a como de lugar, porque en el momento que nos desanimamos, dejamos de avanzar), entonces es cuando nos detenemos y nos quedamos allí congelados.

Imaginemos a un soldado en la guerra con desánimo, allí comienza a quitarse y dejar tirado su rifle al suelo, y dice: ya no quiero disparar; se quita su casco, y se quita toda su armadura. Pero un soldado no puede darse ese lujo, porque está en guerra y, ¿qué pasa si el enemigo mira que ese soldado ha dejado su rifle tirado al suelo y se ha quitado todo? Pues, definitivamente ese soldado sería el primer blanco, porque el enemigo sólo está esperando, precisamente que caigamos en esa trampa del desanimo de cansarnos, desesperarnos para poder atacarnos y hacernos pedazos.

Porque la biblia nos dice en Juan 10:10, que el enemigo ha venido a matar: «El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.»

¿Quién de nosotros no ha tenido nunca el desánimo? o ¿ha querido tirar la toalla y abandonar el campo de batalla? Ninguno de nosotros estamos exentos a estos ataques del enemigo, y realmente muy pocos saben cómo escapar de esta trampa para no llegar a caer en la depresión.

Vamos a ver por orden, si tu te desanimas y eres un cristiano abandonado, en ese momento, después del desánimo, sigue la depresión.

La depresión es un estado más peligroso que el desánimo, porque antes de la depresión ¿qué la causó? fue el desánimo, el cansancio, la desesperación; la falta de paciencia, la falta de percibir de cómo Dios ve las cosas, la falta de comunión con Dios.

Pero cuando caemos en la depresión, ¡cuidado!, porque allí estamos al borde de la muerte.
Está bien, todos estamos expuestos a deprimirnos en un momento dado, pero debemos cuidarnos que esa depresión no dure más de las 24 horas del día. Veamos qué nos dice Dios en Efesios 4:26-27: «Airaos, y no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo; ni deis lugar al diablo.». No podemos darnos el lujo de darle lugar al enemigo, porque mientas nosotros jugamos a ser cristianos, el diablo no juega a ser diablo.

El enemigo atormenta la mente del ser humano constantemente, Jesucristo hablaba de los endemoniados como personas que eran atormentadas. Se usa la palabra "tormento", porque es la facultad que tiene el enemigo, y él es especialista en atormentar al ser humano; y ya deprimidos, comienza a atormentarnos con sus mensajes negativos como por ejemplo: "mi esposa no me quiere", "ya no vas a seguir a delante", "eres un fracasado(a)".

El enemigo siembra esa semilla de destrucción en la mente de la persona, a tal punto, que definitivamente optes por renunciar a tu fe, a tu ministerio, a tu llamado; y de esa manera no logres recibir las bendiciones de Dios para tu vida. Y lo peor podría ser, que optes por el suicidio y pierdas tu vida física y la vida eterna, y ese es el principal propósito y objetivo del enemigo, tu muerte (física y espiritual).

Amada Iglesia Santa del Señor, levántate en el poder de Jesucristo, y confiesa: «Todo lo puedo en el Cristo que me fortalece.» Fil 4:13.

Hno. Aníbal Matamoros/Evangelista.

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Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas. Marcos 6.34