Porque la mayor parte de los seres humanos deseamos y anhelamos ser felices, pero desgraciadamente, muchas personas no conocen donde buscar la verdadera felicidad. Y dónde buscar esa paz, que vale más que el dinero que ganes en tu trabajo.
Más que la promoción que te hagan un gobernador, un diputado, o cualquier puesto político, o cualquier negocio que puedas alcanzar, total más que cualquier otra cosa.
| Josué 1:8: Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. |
La paz que nuestra alma necesita, no tiene precio en esta vida; entonces, la gente se ha arrojado a un sin número de trivialidades, buscando la felicidad. Unos creen que la felicidad está en las "drogas", otros desgraciadamente en el dinero.
Mientras más carros y casas tenga, y mientras más cuentas y dinero en el banco tenga, más feliz voy a ser. Pero todas estas vanalidades demuestran a través de la historia, de que todas las personas que han alcanzado eso, donde tu piensas que se encuentra la verdadera felicidad, estas personas muchas de ellas han caído en el suicidio. Han terminado totalmente locos, han pervertido y destruido su hogar, su familia, hasta sus propias vidas y la de los suyos.
Porque han buscado la felicidad en un lugar totalmente equivocado, Dios nos creó con la facultad para que conociéramos dónde encontrar la verdadera felicidad. Porque ahora está de moda, que la prosperidad tiene que ser económica, aunque es parte de la verdad, pero no es toda la verdad.
Entonces, Dios quiere por medio de esta cita bíblica, introducirnos profundamente y quede grabado en nuestra mente y alma, en qué consiste la verdadera felicidad. Veamos Salmos 1:1-3:
1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.
Pero lo contrario a los malos, Salmos 1:4-6:
No así los malos,
Que son como el tamo que arrebata el viento.
5 Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio,
Ni los pecadores en la congregación de los justos.
6 Porque Jehová conoce el camino de los justos;
Mas la senda de los malos perecerá.
Podemos ver que, esa búsqueda de la felicidad ha llevado a muchas personas a la cárcel, al divorcio, a las drogas, al suicidio. Todo esto porque han buscado la felicidad, la razón y el sentido para su vida en caminos equivocados.
Nadie puede saber lo que está buscando, ni tampoco ir a buscar sin saber dónde encontrarlo. Ésta es, pues, la búsqueda de la felicidad y la prosperidad, y se podría llamar: "La historia del ser humano".
Vamos a comenzar a definir algunas palabras muy importantes, tales como: "Bienaventurado". Esta palabra en el hebreo, es la palabra hebrea "ashar", que significa: "feliz", "contento", "dichoso", "con propósito", "tranquilo", "con bienestar", "con seguridad"; nos habla casi siempre de una persona estable emocionalmente, dichoso y feliz.
Para entrar más en el tema, veamos en primer lugar, la felicidad o prosperidad... ¿Dónde la vamos a encontrar?
La Biblia dice, que la felicidad y la prosperidad no las vamos a encontrar en el consejo de los malos; y cualquier persona, que esté tratando de creer que una persona que camine sin Dios le pueda dar un buen consejo, de cómo manejar un matrimonio, o le pueda dar un buen consejo de cómo manejar su negocio; o le pueda dar un buen consejo de cómo ser un buen esposo, esposa, no va a resultar bien; porque el matrimonio lo hizo Dios.
Dios sabe y conoce el secreto para que un negocio prospere. Dios sabe perfectamente bien dónde podemos encontrar la paz, la tranquilidad y la estabilidad emocional.
Entonces, "dichosa" es la persona que no se ha acercado a una persona que vive en pecado, o lleva una vida pecaminosa y está afuera del camino de Dios. O a una persona que no conoce a Dios; y sería el colmo, que un ateo sea tu consejero; porque con seguridad, esta persona nunca te podrá proporcionar el camino a la verdadera felicidad, y sobretodo, a la vida eterna.
Esto significa, que las personas que llevan un estilo de vida, en la cual no tomen en cuenta a Dios, nunca serán un buen terreno donde puedas buscar la verdadera felicidad. Tampoco esas personas que llevan un estilo de vida que excluya a Dios. Estas son personas que tratarán de llevar su vida, y tu vida con trivialidades.
Un ejemplo muy claro lo encontramos en Juan 4, una mujer que había buscado su felicidad en los hombres, y allí podría encontrar, en ellos, su verdadera felicidad; y además era una mujer religiosa. Pero ella no había comprendido qué era divorciar o separar lo religioso con lo moral, o sea, ella podía estar adorando a Dios, y a la vez llevando una vida inmoral.
Hasta que esta mujer tuvo un encuentro personal con Jesús, su vida tuvo un giro de 180 grados. Dios nos habla muy claro, y nos revela el secreto de la verdadera felicidad y prosperidad; y dónde poder buscar, y dónde no hacerlo; y queda a opción de que tomes la decisión correcta, y confirmo las dos citas bíblicas donde Dios nos revela el secreto de como encontrar la verdadera felicidad y prosperidad:
Josué 1:8:
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Salmos 1:1-3:
1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
3 Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.
¡Dios bendiga su vida grande y sobre-abundantemente!
Hno. Aníbal Matamoros/Evangelista.
www.AnibalMatamoros.com
Porque Dios quiere bendecirte.
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