El extremo del legalismo (Parte II)

(...viene de la Parte 1)

«Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?» Gálatas 3:2.


4. El Legalismo NO ES saber distinguir o diferenciar lo bueno de lo malo. Legalismo NO ES discernir lo que agrada a Dios de que no le agrada. Aquí es cuando los libertinos a todo lo malo llaman bueno. Veamos que nos dice Dios en Isaías 5:20:
«¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!»
Ahora, ¿qué es legalismo?.

El legalismo consiste, en atribuirle poder o efectos de salvación a las obras que hacemos. Legalismo es atribuirle a las obras, a las buenas prácticas, a ciertas conductas piadosas, efectos de poder de salvación; porque esto equivale a decir que, el sacrificio de Jesucristo no fue suficiente para salvarnos y limpiarnos de toda maldad.

Este tipo de actitud y doctrina, es totalmente una agresión a la obra redentora del sacrificio de Jesús, porque cuando Él estaba en la cruz, encontramos que dijo en Juan 19:20: Consumado es:
«Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu». Juan 19:30.
Esto quiere decir: "la obra está terminada", todo lo que Tú me dijiste Padre que hiciera, lo hice completamente.

Entonces, cuando nosotros creemos que hay que hacer ciertas cosas, y que estas cosas nos darán la salvación, viene a ser una adición, que en muchos casos se convierten hasta en herejías, y agreden el sacrificio de Jesús. Es como decir, que el sacrificio de Jesús fue incompleto, pero yo voy a hacer esto porque a ti te faltó hacerlo.

Veamos unos ejemplos:

Hechos 15:1:
«Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.»
La práctica de todo rito para obtener salvación, es legalismo.

Gálatas 2:16:
«...sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.»
Definitivamente no somos justificados por nuestras propias obras, sino, por la fe en Jesucristo.

Gálatas 2:21:
«No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.»
Cuando pretendemos que por nuestras obras seremos justificados, estamos desechando el sacrificio de Jesucristo por nuestra justificación y salvación.

También cuando un ministro te dice: Si se va de esta iglesia se va a ir al infierno, esto es un vil legalismo; el hecho de ir a una iglesia no te hará salvo. Otro ejemplo: Si usted no diezma, usted será condenado y se irá al infierno por no diezmar; nadie se va a ir al infierno por no diezmar, ni nadie irá al cielo por diezmar. Esto también es un vil legalismo.

(Continuar leyendo Parte III...)

Hno. Aníbal Matamoros/Evangelista.

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El extremo del legalismo (Parte I)

«Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?» Gálatas 3:2.


Existen dos extremos en el que podemos caer los cristianos: "el legalismo" y "el libertinaje". Dios desea que todo cristiano tenga un equilibrio, porque estos extremos son demasiado malos para nuestro crecimiento espiritual.

Dios quiere que nosotros como cristianos, tengamos un equilibrio o balance para poder conocer mejor acerca del extremo del "legalismo". Vamos a ver algunas definiciones de qué "no es legalismo":

1.- El legalismo NO es obedecer los mandamientos de Dios expresados en el evangelio, porque Jesús dijo en Juan 14:15 y 21: «Si me amáis, guardad mis mandamientos.» y «El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.».

¿Cómo podría ser "legalismo" el obedecer los mandamientos de Dios? Eso no tendría sentido si verdaderamente amamos a Dios; y si amamos a Dios, debemos guardar Sus mandamientos. Pero los "libertinos", o sea, los que andan en una vida de libertinaje, tachan de legalista a aquel cristiano que quiere obedecer los mandamientos de Dios (Juan 14:21).

Si tu le dices a un cristiano libertino: Mira, Jesús dice esto en Su Palabra; viene este cristiano libertino respondiendo: "Tu eres un exagerado, tu eres un legalista"; este tipo de cristianos tienden a tachar de legalista a aquel cristiano que quiere obedecer los mandamientos de Dios, porque no conoce la definición de lo que verdaderamente significa "el legalismo".

2.- El legalismo NO es desear llevar una vida santa y agradable a Dios. El llevar una vida santa significa, llevar una vida apartada del pecado. No se puede tachar de "legalista" a una persona que desea llevar una vida santa y apartada del pecado.
«...pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación;» (1 Tes 4:3)
«Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.» (1 Tes 4:3)
Concluimos entonces que, querer llevar una vida fuera del pecado NO ES LEGALISMO.

3.- El legalismo NO es decidir alejarse de las personas que practican los pecados y costumbres del mundo. Veamos lo que dice La Palabra en Romanos 12:2:
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Conformeis o conformarse en el griego significa: "amoldarse". Dios por medio del apóstol Pablo nos dice en Romanos 12:2: "no te amoldes a este siglo (mundo)". En la biblia "mundo" significa: "conductas, sistema de vida". El apóstol Pablo, nos dice: no se amolden a las prácticas o tipo de vida, costumbres de las personas que viven en el mundo.

Veamos las prácticas del mundo en 1 juan 2:15-17:
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.

16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.

17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
(Continuará...)

Hno. Aníbal Matamoros/Evangelista.

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Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas. Marcos 6.34